domingo, 14 de octubre de 2018

El auto-boicot




Hasta hace unos pocos años yo era Carlitos… siempre pensando en que me criticaban y hablaban de mí en mis narices. Tanta era la obsesión algunas veces, que hasta el hecho de pasar caminando por la calle delante de un grupo de personas sentadas en un banco me incomodaba de tal manera que hasta perdía el control de mis pasos, me encogía de hombros, me aceleraba, con las manos en los bolsillos y la cabeza baja.
Un día, empecé a analizar el comportamiento de mis alumnos más pequeños. Me di cuenta de que tan sólo en cuestión de minutos o incluso segundos, olvidaban los berrinches de turno y ya estaban entretenidos con otra cosa sin ningún tipo de complejo. Felices otra vez. Así que pensé, -los adultos no debemos de ser en el fondo tan diferentes…hemos sido niños- Y me empecé a plantear cosas como: si yo estoy tan ocupada pensando en mis cosas y en el qué dirán de mí, supongo que el resto de personas tendrán esos mismos pensamientos pero de sí mismos. Y me dije, entonces en realidad ni siquiera están pensando en mí, porque tienen toda su cabeza ocupada en el qué dirán de ellos. ¿Por qué nos complicamos tanto la vida? Vivo libre desde entonces. ¡Menudo peso me quité de encima con mi nuevo descubrimiento! Camino con seguridad por la calle. Ya no me importa “quedar mal” en determinadas ocasiones o hacer el ridículo en ciertos momentos, porque la verdad es que, dentro de dos días o de dos horas nadie se va a acordar de eso. Seguramente mientras estoy escribiendo este texto, nadie está pensando en mí. Aunque quizás 1 ó 2 personas podrían estar haciéndolo, pero entonces son mis seres queridos y eso me gusta ;)
Mis alumnos pequeños no necesitan oír esta reflexión, pero a partir de los pre-adolescentes…

La viñeta es como la vida misma. Siempre pensamos que somos el centro de atención de todo el universo y esto repercute de manera negativa sobre nosotros mismos en un porcentaje muy alto. Lo que aún no comprendo es por qué el ser humano se auto-boicotea tantísimo.

Como conclusión de la historia podemos decir que nuestras emociones están determinadas por la forma en que percibimos los acontecimientos. 


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