lunes, 29 de octubre de 2018

Danza de La Moza Donosa




La belleza de escuchar esta pieza cada vez que alguien la interpreta o que lo hago yo misma, nunca cesa. Y es que hay obras que dejan huella. Me refiero a la danza argentina de La Moza Donosa que se corresponde con la segunda danza de la obra para piano "Danzas Argentinas" de Alberto Ginastera compuesta en 1937.

Esta composición propició al autor argentino la identificación de su música en todo el mundo como la "música de las pampas", la música gauchesca. El título de esta danza posee un gran poder evocativo. 
Personalmente, este título me sugiere la delicadeza de una muchacha amable trabajando en el campo al atardecer.

Se trata de un baile suave en 6/8 que me transmite dulzura y tranquilidad. La melodía picante durante toda la primera sección me sugiere las ironías que tiene la vida incluso cuando uno menos se lo espera. La segunda sección introduce una nueva melodía, más segura de sí misma que la primera. Para mi manera de ver, es como que a medida que vamos creciendo como personas, cada vez nos sentimos más seguros de nuestras decisiones. La armonización de esta sección se basa en los intervalos de cuarta y quinta, que le dan a la música una sensación de expansión. Esta expansión me envuelve dentro de un sentimiento de grandeza donde cualquier cosa que me proponga la puedo conseguir, me alienta... El compositor aquí quería reflejar la inmensidad de las pampas argentinas, con gran orgullo supongo. La sección final regresa a la melodía inicial, pero con una armonización más rica basada en terceras. Me recuerda a no olvidar quién soy, que soy la misma de siempre pero ahora más segura de mí misma y con mis altibajos. Inesperadamente, la danza termina con un acorde atonal, en lugar de en tónica, dando una sensación de incertidumbre al oyente en lugar de conclusión. Quizás el final es lo que más me gusta de esta pieza, es como el gran interrogante por el que muchas veces he pasado de... y ahora ¿qué?

Muchas veces cuando me encuentro triste me gusta escuchar o tocar esta pieza para sumergirme en mi propio mundo. Y aunque sea una danza más bien melancólica, a mi me produce alegría y esperanza. Un tanto irónico, ¿no?

A continuación os dejo con la brillante versión de la gran pianista argentina, Martha Argerich. Grabada justamente cuando la pianista era "moza", y también "donosa".

https://www.youtube.com/watch?v=E6rCu2Daeyo




sábado, 20 de octubre de 2018

La práctica educativa y el desarrollo emocional

Para la tarea 1.2. del curso de Inteligencia Emocional y Enseñanza de la Música he respondido al cuestionario PEYDE sobre la práctica educativa y el desarrollo emocional.

Dicho cuestionario me ha resultado de gran ayuda para visualizar en un plano general cómo se desarrollan mis emociones en el aula y, por consiguiente, en la vida misma. Me ayuda a reflexionar sobre los puntos que me gustaría reforzar y, por otro lado, a darme cuenta de lo que ya he logrado y quiero mantener.

Este cuestionario se divide en cinco bloques o factores:

  1. Conciencia Emocional
  2. Control Emocional
  3. Empatía
  4. Capacidad de Relación
  5. Capacidad de Resolución de Problemas

A continuación pasaré a analizar más detalladamente cada punto tratado en base a mis resultados.

  • CONCIENCIA EMOCIONAL


Resultado: Es una persona que tiene conciencia de su estado emocional y las reacciones físicas que le produce. También suele observar a los demás más allá de lo que le dicen, conoce su estado de ánimo y se preocupa por el de los otros. Hace caso de su intuición. Reflexiona sobre sus propios sentimientos y los de los/as demás. Considera todo ello a la hora de actuar.



Reflexión: Tanto dentro como fuera del aula, me gusta observar a las personas cuando me hablan. No quiere decir que no preste atención a lo que me están contando, sin embargo, me centro más en cómo lo hacen, cómo actúan conmigo y
 cómo se mueven o si me miran directamente a los ojos al hablarme. Dependiendo de las sensaciones que me provoquen, me sale natural actuar de una manera o de otra. Dentro del aula, me resulta fácil adaptarme a cada tipo de alumno o grupo de estudiantes después de seguir mi propio instinto, y siento que conecto con ellos. Aunque siempre hay un pero..., y es que, he de confesar que con algún que otro petardo, a veces, he tirado la toalla y después me he sentido culpable.

  • CONTROL EMOCIONAL

Resultado: Algunas veces es capaz de controlar sus reacciones emocionales, sin embargo, otras veces se le escapan de las manos. Le cuesta serenarse y pierde los nervios en ocasiones, aunque luego reflexiona sobre lo ocurrido y desearía que no hubiera sucedido. Trabaja poco en su vida cotidiana el control emocional suyo y de los que le rodean.

Reflexión: Interpreto este resultado en el sentido de que a veces pierdo la paciencia y acabo haciendo yo el trabajo que deberían de hacer mis alumnos. Por ejemplo: cuando llevo varias sesiones intentando enseñar a un alumno de piano a cómo leer y digitar las notas de una partitura y no pega ni una, pierdo la paciencia y le acabo escribiendo el nombre de las notas y el dedo con el que las tiene que tocar en el piano. Sólo me falta moverle los dedos como a una marioneta. No soporto los mismos fallos una y otra vez, clase tras clase. Aquello se convierte para mí en "el día de la marmota". El problema de dárselo casi todo hecho es que cuando llega la siguiente partitura nueva, me siento culpable porque aún no sabe leer las notas y entonces recapacito e intento volver a empezar desde 0.


  • EMPATÍA

Resultado: Es una persona que se relaciona adecuadamente con los/as demás. Le gusta que le consideren y que los/as demás sepan que se preocupa por ellos y por sus necesidades. Está atento a los sentimientos de los/as otros/as y siempre ofrece su apoyo. Ayuda a los que le rodean a estar contentos consigo mismos.

Reflexión: Mi gran pasión/obsesión desde que tenía 4 años era tocar el piano. Cuando por fin entré al conservatorio con 7 me tocó un profesor de piano que, si me perdonáis por la expresión, tenía la empatía en el culo. Esto me marcó durante años ya que no entendía por qué ir a clases de piano me provocaba dolor de tripa, ¡si era lo que más deseaba en el mundo! Tan mal lo pasé que cuando cumplí 12 años lo dejé; y me estuve preguntando durante todo un año, -¿y por qué lo tengo que dejar yo si a mí lo que me gusta realmente es la música y tocar el piano? Pues ahora vuelvo al conservatorio y me cambio de profesor y punto-. La conclusión de mi historia es que, me niego rotundamente a que ninguno de mis alumnos sufra gratuitamente cualquier síntoma de malestar por mi culpa para poder hacer lo que les gusta. Trabajo siempre desde el refuerzo positivo y eso me da grandes resultados. Tener empatía es un gran aliado.


  • CAPACIDAD DE RELACIÓN

Resultado: Es una persona comunicativa. Le gusta que las relaciones con los/as demás sean fluidas. Para conseguirlo intenta comprender a los/as otros/as, entendiendo su punto de vista, y procura ser claro a la hora de exponer el suyo. No le importa dedicar el tiempo necesario para conseguirlo.

Reflexión: Me considero una persona bastante social y me gusta acercarme a la gente. A la hora de solucionar problemas, intento imaginarme ser la otra persona para descubrir cuál es realmente el problema y así poder ayudar. No importa si es un niño de 5 años o un adulto de 65 para ponerse en su lugar. Es muy reconfortante cuando te das cuenta de que diste con la solución y ayudaste a la otra persona. Pero no siempre es fácil llegar a ella. Es cierto que no me importa dedicar el tiempo que haga falta para conseguirlo, pero a veces es tanto tiempo que pienso, -¿y qué profesor se ha involucrado tanto por mí?- 


  • CAPACIDAD DE RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS

Resultado: 
Muestra interés por resolver los conflictos cotidianos buscando soluciones eficaces, y si no resultan, es capaz de inventar nuevas soluciones que le permitan solventar cualquier situación problemática. Suele contar con la ayuda del/la otro/a para resolver cualquier conflicto entre ambos. Le gusta que las cosas funcionen con armonía a su alrededor.

Reflexión: Odio los conflictos, me provocan mucha ansiedad. Así que hago todo lo posible por evitarlos y le pongo el remedio que haga falta con tal de solucionarlo. Aunque en alguna ocasión me he quedado sola en el medio de la nada por querer estar en paz. Estar en tensión no ayuda a nadie además de que estropea una buena parte de tu tiempo que es más que oro. Me gusta reflexionar sobre esto con mis alumnos en clase y a veces se crean debates bastante interesantes.


Tras leer los resultados que he obtenido en cada bloque, he de admitir que estoy orgullosa de mí misma porque me doy cuenta que mis prácticas educativas habituales desarrollan inteligencia emocional en el alumnado. Finalmente, añadir que con el hecho de tener que reflexionar sobre cada factor y tener que verbalizar mis pensamientos, puede decirse que ahora me conozco un poco más.

Para concluir, presento lo que se corresponde con mi mapa mental.








domingo, 14 de octubre de 2018

El auto-boicot




Hasta hace unos pocos años yo era Carlitos… siempre pensando en que me criticaban y hablaban de mí en mis narices. Tanta era la obsesión algunas veces, que hasta el hecho de pasar caminando por la calle delante de un grupo de personas sentadas en un banco me incomodaba de tal manera que hasta perdía el control de mis pasos, me encogía de hombros, me aceleraba, con las manos en los bolsillos y la cabeza baja.
Un día, empecé a analizar el comportamiento de mis alumnos más pequeños. Me di cuenta de que tan sólo en cuestión de minutos o incluso segundos, olvidaban los berrinches de turno y ya estaban entretenidos con otra cosa sin ningún tipo de complejo. Felices otra vez. Así que pensé, -los adultos no debemos de ser en el fondo tan diferentes…hemos sido niños- Y me empecé a plantear cosas como: si yo estoy tan ocupada pensando en mis cosas y en el qué dirán de mí, supongo que el resto de personas tendrán esos mismos pensamientos pero de sí mismos. Y me dije, entonces en realidad ni siquiera están pensando en mí, porque tienen toda su cabeza ocupada en el qué dirán de ellos. ¿Por qué nos complicamos tanto la vida? Vivo libre desde entonces. ¡Menudo peso me quité de encima con mi nuevo descubrimiento! Camino con seguridad por la calle. Ya no me importa “quedar mal” en determinadas ocasiones o hacer el ridículo en ciertos momentos, porque la verdad es que, dentro de dos días o de dos horas nadie se va a acordar de eso. Seguramente mientras estoy escribiendo este texto, nadie está pensando en mí. Aunque quizás 1 ó 2 personas podrían estar haciéndolo, pero entonces son mis seres queridos y eso me gusta ;)
Mis alumnos pequeños no necesitan oír esta reflexión, pero a partir de los pre-adolescentes…

La viñeta es como la vida misma. Siempre pensamos que somos el centro de atención de todo el universo y esto repercute de manera negativa sobre nosotros mismos en un porcentaje muy alto. Lo que aún no comprendo es por qué el ser humano se auto-boicotea tantísimo.

Como conclusión de la historia podemos decir que nuestras emociones están determinadas por la forma en que percibimos los acontecimientos.